Johanna Ortiz, la diseñadora se convierte en ‘hada madrina’ de nuevos talentos colombianos
¿Conocen el proyecto de El Semillero que creó la marca de Johanna Ortiz? En esta nota se enterarán de los pormenores. Queremos invitarlos a pensar… ¿este tipo de iniciativas podríamos verlas con otras marcas en nuestra región?
Considerada como una de las diseñadoras más talentosas de nuestro continente, así es como Johanna Ortiz está compartiendo su conocimiento y amor por el haute couture con sus compatriotas.
¿Qué es lo que se te viene a la cabeza cuando escuchas el nombre Johanna Ortiz? Probablemente su exitosa Capsule Collection para H&M, que estuvo a la altura de los grandes como el genio Lagerfeld o la casa de moda italiana Versace; o quizás el espectacular vestido de polka dots que la abogada y activista, Amal Clooney, lució para Vogue; por supuesto Made in Colombia.
Como verán después de leer nuestra nota, estos grandes momentos de la moda no son lo único por lo que debemos ovacionar a la diseñadora caleña, pues su reciente proyecto, mejor conocido como El Semillero, nos ha dejado gratamente sorprendidos.
El Semillero: el motor del atelier de Johanna Ortiz
Considerado como “el motor y la gasolina del atelier” según palabras de la misma Ortíz para Latinness, este proyecto, en el que ya llevan trabajando algunos años, se ha convertido en un lugar en el que otros colombianos han podido desarrollar su talento y hacer de la confección su modo de vida.
Pero, ¿cómo es que funciona? En primer lugar, El Semillero se alía con diversas fundaciones, quienes se encargan de transferir candidatos, hombres o mujeres, que cuentan con conocimiento básico en costura o bordado. Una vez en el centro de capacitación, el verdadero trabajo comienza.
Con un programa de 300 horas de training por generación de alumnos, los beneficiados podrán aprender de cerca no sólo los secretos mejor guardados de la alta costura, sino cómo crear un negocio exitoso. Este proyecto de Johanna Ortíz es sin duda algo que debería estarse replicando por los diseñadores alrededor del mundo.
Además de toda la teoría y práctica, cada uno de los alumnos de El Semillero cuenta con acompañamiento psicosocial por parte de la fundación, que se complementa con el apoyo financiero para transporte y alimentación por parte del proyecto. Esto es debido a que la marca ha querido afrontar el obstáculo de la distancia, pues muchos de los futuros diseñadores provienen de comunidades retiradas.
Para Johanna Ortíz no solamente es satisfactorio ver ‘la magia’ que sale de las manos de los alumnos mientras están en El Semillero, sino darse cuenta años después de cómo han evolucionado, tomando todo lo aprendido durante el training y convirtiéndolo en piezas que forman parte de sus marcas personales.
Con más de cien graduados hasta el momento, este proyecto con aires de emprendimiento social es uno de los mejores ‘diseños’ que Johanna Ortíz ha podido hacer hasta la fecha.